Está ubicado al norte de la ciudad de Arequipa, a 180 Km (111.8 millas) desde la ciudad de Arequipa, sobre el Valle del Colca. La erosión del río Colca formó un cañón de 70 Km (43.5 millas) de largo y es el más profundo de la Tierra, 3,000 metros (9,842 pies). Paisajes de indescriptible belleza, existen zonas en las que hay corrientes de vientos de sorprendente fuerza, las que son aprovechadas por los cóndores, las aves voladoras más grandes, para volar sin menor esfuerzo.
El mirador Cruz del Cóndor, ubicado entre el pueblo de Maca y Cabanaconde, es un lugar de privilegiada vista, y es muy común ver cóndores en majestuoso vuelo.
Para los amantes del canotaje y kayacs, las aguas del río Colca sobre el cañón le ofrecen uno de los mejores lugares del mundo para la práctica de estos deportes, entre los meses de diciembre a marzo, temporada de lluvias. Incluye rápidos de dificultad extrema (grado +V) y de gran aislamiento en ciertos tramos. La parte superior (Andagua) y media del cañón sólo puede ser navegada en kayacs por deportistas muy experimentados, zona de pura adrenalina.
La parte baja del río (Majes) se puede navegar en balsas de goma, no tiene rápidos largos, pero la belleza de su paisaje y claridad de sus aguas harán de ello una experiencia inolvidable, y también le surtirán fuertes emociones y altas dosis de diversión y aventura; esta zona también puede navegarse entre los meses de abril a noviembre.
El cañón fue navegado y explorado por primera vez en 1979 por una expedición de estudiantes de la Universidad de Cracovia (Polonia), quienes bautizaron la ruta con los nombres de Cañón de Juan Pablo II, Cañón de los Polacos y Cañón de Reparaz en honor a su descubridor Gonzalo de Reparaz Ruiz.
En los márgenes del río existen albergues especialmente acondicionados para los deportistas y aventureros que proveen todos los equipos y experimentados guías para la práctica de deportes de aventura y riesgo.
En 1983 la revista ‘National Geographic’ auspició la expedición Canoandes con la finalidad de verificar los datos proporcionados por su descubridor Gonzalo de Reparaz, y para obtener mayores datos geográficos. En 1984 el ‘Guiness Book of Records’ lo declaró como el cañón más profundo del mundo.