Cahuachi

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El centro ceremonial de Cahuachi, perteneciente a la civilización Nazca (200 A.C. – 900 D.C) es el nombre de una de las más afamadas culturas precolombinas de los Andes. Reconocida por su fina cerámica policromada y por las enigmáticas líneas y figuras dibujadas en las pampas de Palpa y San José, esta cultura tuvo su principal núcleo en la cuenca del río Grande, unos 400 km al sur de Lima y a muchos kilómetros del mar: Cahuachi, que se extiende sobre 150 ha. de colinas y dunas áridas.

Cahuachi se ubica a 30 Km. al suroeste de la ciudad de Nazca, 30 minutos en automóvil. Conjunto de pirámides truncas de adobe construidas por los nazcas. Se distingue un patio y una amplia terraza con recintos techados; en las cimas de los templos mayores fueron halladas grandes habitaciones con decenas de columnas. La mayoría de estas pirámides fue abandonada durante los siglos V y VI d.C. Está considerada como la 2da construcción de barro más grande de América, después de Chan Chan, ubicada en la costa norte del Perú.

Los antiguos Nazca aprovecharon las colinas y dunas fósiles para transformarlas mediante obras de aterrazamiento, y así construir sus templos de aspecto piramidal. En las partes bajas, montículos arquitectónicos más pequeños, calles y plazas le otorgan al sitio el aspecto general de una ciudad.

Pero ésta es una falsa impresión Cahuachi fue más bien un centro ceremonial, un destino de peregrinaje sagrado adonde acudían las comunidades nazqueñas entre los años 100 y 500 D.C. Las ceremonias efectuadas en el sitio incluyeron la construcción de los templos con miles de adobes cónicos o en forma de cuña. Cada comunidad participante materializaba su adscripción al culto en un contexto de canto, baile y banquetes.

Por eso en Cahuachi la basura es escasa y las ofrendas muchas (antaras y tambores musicales, llamas y cuyes sacrificados, finos textiles, entierros humanos y vasijas de cerámica sobre las que se representan divinidades). El centro ceremonial, foco de la existencia religiosa, política y social de la región, efervescía durante las peregrinaciones establecidas calendáricamente, para luego retomar su vida apacible al cuidado de los sacerdotes y de una población muy reducida dedicada a su mantenimiento.

Desde 1982, su principal investigador, Giuseppe Orefici ha realizado trabajos de restauración e importantes descubrimientos.